martes, 5 de enero de 2010

Galería fotográfica (2): La paz de los valientes















13 de septiembre de 1993


"Al menos, en septiembre Clinton obtuvo su primera gran victoria en política exterior. El día 13 de ese mes [septiembre], en los jardines de la Casa Blanca, el primer ministro israelí Itzak Rabin y el líder de la Organización para la Liberación Palestina, Yasir Arafat, se estrecharon las manos ante un Bill Clinton que extendía sus brazos casi sobre ellos, como una gallina protectora. Si la escena resultaba espectacularmente favorable para el presidente norteamericano fue debido a que éste supo sacar partido de su presencia física y su carisma, más que a los méritos del fotógrafo. Por otra parte, la escena buscaba el referente con la protagonizada por Jimmy Carter (otro presidente que recordaba a Clinton por su estilo), Menajem Begin y Anuar el Sadat en 1978, que marcó la firma de los Acuerdos de Camp David, comienzo de una paz duradera entre israelíes y egipcios, que constituyó el primer gran acuerdo exitoso para Oriente Próximo. Además, el acto de septiembre de 1993, que marcó la firma de los denominados Acuerdos o Declaración de Principios de Oslo, parecía estar directamente relacionada con la caída del Muro de Berlín en 1989 y la victoriosa operación militar de la gran coalición internacional en Kuwait, en 1991. A simple vista, era uno más de los conflictos heredados de la Guerra Fría y resueltos en la era del Nuevo Orden" (El desequilibrio como orden, pag. 104)


Rabin y Arafat acaban de firmar los acuerdos de Camp David, 1993. Se levantan de la mesa y se estrechan las manos ante el presidente Bill Clinton. Y la fotografía resultante, obra de J. David Ake (AFP/Getty Images), se convierte en un icono para los libros de texto de Historia.

La composición es realmente austera: todo el espacio está ocupado por los personajes, que protagonizan un conjunto casi estatuario, con el presidente norteamericano sirviendo como eje vertical y horizontal (gracias a las manos y los brazos) de toda la escena.

La sobriedad de la fotografía centra todo el interés en la gestualización de los políticos, que revela su estado de ánimo. Arafat está más cordial -y satisfecho- que Rabin, cuyo rostro expresa, ante todo, determinación, más que entusiasmo. Eso cuadra a la perfección con el papel jugado por cada uno. Pero sobre todo, el protagonismo central es de Bill Clinton, que además busca reflejarlo de forma muy consciente. Su rostro denota una reconcentrada satisfacción. Casi podemos escuchar que pronuncia, o incluso exclama un: "¡Hecho!" categórico. Su estatura, su juventud y la elegancia de su traje lo erigen como una fuerza de futuro sobre los dos viejos líderes y sus viejas rencillas, incluyendo a Arafat, con su uniforme paramilitar pasado de moda.

Como contraste, se ofrecen otras fotografías icónicas, correspondientes a los acuerdos de Camp David de 1978, entre Menajen Beguin y Anuar el-Sadat, apadrinados por el entonces presidente norteamericano Jimmy Carter. Ninguna de ellas logró la perfección compositiva de la lograda por Ake en 1993. Para otras composiciones de cumbres trilaterales en Camp David, pinche aquí.